Lo mejor de todo es que, al igual que el original, estas piezas gigantes se pueden encajar unas con otras para formar una estructura a nuestro gusto (un poco como BrickBox, la estantería modular de la que estoy enamorado).
La parte mala es que, al ser cajas, hay que desmontar todo el tinglado para acceder a las piezas de la base, lo cual puede resultar muy engorroso si hay mucho que mover o lo que guardamos dentro pesa mucho.
Como complemento, también ofrecen otras cajas con la forma de la cabeza de los simpáticos muñequitos. Un detalle interesante, aunque puede quedar un poco “gore” ir abriendo seseras para sacar los juguetes.
A pesar de las pequeñas pegas, es una buena idea para la habitación de los niños, no sólo por la referencia clara al juego de construcción y la posibilidad de jugar con las cajas, sino también por sus colores alegres y su precio comedido (menos de 20 euros las cabezas y entre 10 y 30 euros las cajas).
Vía | Retro to Go
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